Desde el año 1974 se celebra cada 5 de junio el Día Mundial del Medio Ambiente, declarado por la ONU (Organización de Naciones Unidas) para conmemorar la fecha en la que dio comienzo la Conferencia de Estocolmo en 1972.
Este año el tema central gira en torno a la contaminación del aire, que se ha convertido en una de las problemáticas ambientales más presentes en nuestra sociedad por su impacto y relación directa con los ambientes urbanos donde se concentra un porcentaje cada vez mayor de la población mundial.
No son pocos los problemas y desafíos que enfrenta el planeta, desde la situación de los océanos, la acumulación de los residuos, la contaminación atmosférica, la desertificación y el cambio global. Además, el margen de maniobra y respuesta cada vez es menor, por lo que necesitamos pasar de tareas pendientes a acciones prioritarias, sólo tenemos un planeta.
Cada vez son más las voces se alzan reivindicando un cambio, este año 2019 ha visto el nacimiento de la iniciativa Fridays For Future, la convocatoria de boicot a los productos envasados en plásticos de un solo uso de la plataforma Zero Waste y miles de iniciativas a nivel regional y local.
Estamos ante un momento crucial, donde la sociedad no sólo demanda cambios y acciones concretas a los gobiernos, si no que también llama a la acción individual, modificando los hábitos de consumo. Este cambio de modelo de sociedad debe ir acompañado por tanto de un cambio en el ámbito de la empresa, comenzando por la transparencia y la gobernanza responsable, poniendo la información en manos de todos los grupos de interés que los soliciten y asumiendo que otros modelos productivos son posibles, necesarios y deseables.
Los tiempos de medir la viabilidad y beneficios de una organización en criterios simplemente económicos están terminando, y la forma en la que se integran los valores ambientales, los criterios de sostenibilidad y el impacto social son los criterios que garantizan la supervivencia y crecimiento de nuevas iniciativas.
Este cambio de paradigma no está exento de riesgos, ya que en el mundo de la información se puede caer fácilmente en el error de pensar que es suficiente con un lavado de imagen, cayendo en el tristemente famoso fenómeno del greenwashing. Es por eso que cualquier acción enfocada a la sostenibilidad o la RSC (Responsabilidad Social Corporativa), debe partir desde el compromiso firme, la transparencia, la honestidad y la comunicación con los grupos de interés.
Estamos a tiempo de cambiar las cosas, pero debemos empezar por cada persona, como individuo, parte de la ciudadanía y entidades o empresas. Podemos y debemos concienciar con el ejemplo, demandar el cambio y ser agentes de cambio.
Feliz Día Mundial del Medio Ambiente.